14 de abril de 2013

HISTORIA DE LA SEMANA SANTA SEVILLANA


Existe la creencia de que el inicio de la Semana Santa se basa en el Vía Crucis de la Pía Unión, instaurado por el primer marqués de Tarifa, tras un viaje que realiza a Jerusalén en 1.519, quedó tan impresionado al comprobar que desde las ruinas del que fuera Palacio de Poncio Pilatos al Monte Calvario había la misma distancia que desde la Casa Ducal de los Medinaceli en Sevilla, al templete de la Cruz del Campo, 997 metros o 1321 pasos, esta es la causa del inicio del citado Vía Crucis.
Las Hermandades surgen en el siglo XVI, en principio eran hermandades gremiales que agrupaban a trabajadores de igual oficio, para dar asistencia y ayuda a sus miembros, muchas de estas hermandades contaban con hospitales, algo parecido a lo que hoy conocemos como Mutualidades, pero con una clara finalidad, unirse en la veneración de la Pasión y Muerte de Cristo, cómo la hermandad de los toneleros (La Carretería), curtidores (El Buen Fin), sastres (Virgen de los Reyes), plateros (El Museo), hosteleros (Santa Marta), panaderos (Los Panaderos), hortelanos (La Macarena), alfareros (La Esperanza de Triana), cocheros (San Isidoro), etc.
En un principio realizaban su estación en su propia feligresía, aunque posteriormente el Cardenal Niño de Guevara, en 1604, establece lo que hoy conocemos como Carrera Oficial, teniendo su culmen en realizar estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral a todas aquellas hermandades de este lado del río, mientras que aquellas que radican en Triana, lo harían a la Iglesia de Santa Ana.
Estas normas establecían las vestiduras que deberían usar los disciplinantes y la prohibición expresa de que las mujeres hicieran la estación de penitencia.
La primera hermandad en cruzar el antiguo puente de barcas para realizar su estación a la Catedral, sería la Hermandad de la O, que lo haría en 1.830.
Cómo era de esperar, surgieron un gran número de hermandades y asociaciones, pero el siglo XVIII, determinó la desaparición de muchas de ellas, como consecuencia de la debacle que supuso el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, en 1.717, con lo cual el control del tráfico marítimo con las posesiones de ultramar desaparecen de nuestro puerto, suponiendo un serio revés para la economía de la ciudad, sumiéndola en una profunda crisis y provocando la emigración de muchos de sus habitantes, cuyo trabajo dependía del auge del puerto de Indias.
Pero no fue hasta que en la segunda mitad del siglo XIX se establece en nuestra ciudad la llamada “corte chica” con María Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II, y el duque de Montpensier. Sus profundas creencias religiosas, les lleva a refundar las hermandades de Montserrat, en origen surge por la idea de un grupo de catalanes comerciantes de lienzos, y de la Lanzada fundada en un principio por un grupo de marineros, es en este tiempo cuando toma fuerza la idea de la celebración periódica de un Santo Entierro Magno, que llega a nuestros días, siendo en marzo de 1.850 el año en el que por primera vez se celebra. 
El Santo Entierro Magno, es la representación cronológica de la Pasión de Cristo que nos narran los Evangelios y en el que las distintas hermandades que participan con sus misterios siguen el orden secuencial. Empieza con el Triunfo de la Santa Cruz y termina con el Duelo tras pasar por el Cristo Yacente, estos tres pasos pertenecen a la Hermandad del Santo Entierro.
Este impulso permite el resurgimiento de un gran número de cofradías hacia finales del XIX, pero en el siglo XX surge de nuevo el fantasma de la desaparición de la Semana Santa, provocado por los enfrentamientos socio-políticos que trae consigue la Segunda República, con lo cual las hermandades para evitar el peligro que suponía, deciden no salir a hacer su estación de penitencia en el 1.932, siendo la Hermandad de la Estrella, la única que contraviniendo el acuerdo decide salir, ganándose el sobrenombre de La Valiente, al enfrentarse a la turba enloquecida y la violencia desatada.
No fue hasta dos años después en el que se normalizó la situación y de nuevo se vieron cofradías en la calle en la Semana de Pasión, situación que se mantiene hasta nuestros días.
El mundo de las cofradías está en permanente evolución, surgiendo nuevas asociaciones de fieles, que luego se transformaran en Hermandades, tanto es así, que ante la imposibilidad de ubicarlas en un día concreto de la Semana de Pasión, se organiza para que puedan salir a procesionar por las calles de su feligresía el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión.  
Actualmente la nómina de hermandades que realizan su estación de penitencia a la Santa y Metropolitana Iglesia Catedral es de sesenta y una y las hermandades de vísperas, que no hacen la carrera oficial, son diez. Este número puede cambiar por la inclusión en un futuro de corporaciones a la Carrera oficial.









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